El otoño siempre ha sido, para mí, la estación más encantadora. Las luces son suaves y cálidas, bañando todo con una tonalidad dorada que invita a la reflexión. En la montaña, el silencio es absoluto, solo roto por el susurro delicado de las hojas al caer y el murmullo lejano de los habitantes del bosque, como si todo respirara al unísono con la tierra.
Cerca de casa, en un pequeño bosque, los secretos de esta temporada se revelan lentamente. En otoño, nacen diminutos vecindarios de setas silvestres, tan frágiles y preciosas que se convierten en un desafío para mi lente. Me encanta fotografiar esas pequeñas maravillas, las más diminutas, que parecen tener una vida propia en su delicadeza.
También es la época en que las mantis se aparean, y a menudo, tengo la suerte de encontrar alguna en mi camino. Son insectos fascinantes, con su porte elegante y su mirada penetrante. Por ello, este proyecto comienza con una ninfa de mantis, que no medía más de 2 mm. Su fragilidad y perfección me inspiran, y quise capturarla como un reflejo de la magia sutil del otoño.
Espero que disfrutes de esta colección de imágenes que he elegido para rendir homenaje a esta estación tan especial, tan llena de secretos, de luz suave y de silenciosos momentos de belleza.